FAMÍLIA, ESCOLA I COMUNITAT

Ignasi Vila

 

El sistema educativo de Catalunya hace una opción mixta. De una parte, mantiene el mismo tipo de finalidades educativas para todo el alumnado en el marco de lo que se denomina la enseñanza comprensiva. De la otra, en el marco del tratamiento de la diversidad, se establecen las medidas pertinentes para atender la diversidad de capacidades, motivaciones e intereses del alumnado. No cabe duda que la puesta en práctica de ambos aspectos presenta retos importantes para la práctica educativa. Más aún en relación con lo que la sociología denomina la sociedad de la información.

El desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC,s) supone una auténtica revolución económica, social y cultural semejante a la que se produjo en el paso de la sociedad agraria a la sociedad industrial. La nueva sociedad, la sociedad de la información, aparece ante importantes sectores de la población como una fuente de inseguridad y de incertidumbre para el futuro de sus criaturas. El fenómeno de la exclusión social ya no queda limitado a las familias desfavorecidas (evidentemente tienen más posibilidades que las familias favorecidas), sino que puede tocar a cualquier persona. La razón está en la modificación de una sociedad vertical (organizada en clases sociales) en la que todo el mundo sabía el lugar que ocupaba y lo que podía hacer para modificarlo (la educación era un factor importante) a una sociedad horizontal, organizada sobre la base del conocimiento, con un centro, de modo que la posición social está en relación con la distancia que se ocupa respecto a él, lo cual, entre otras cosas, obliga a una importante movilidad de las personas.

En la sociedad industrial, la movilidad social tenía mucho que ver con acceder a la información que estaba depositada en la escuela (primaria, secundaria, formación profesional y universidad). Hoy en día ya no es así y la escuela ya no es la única depositaria de la información. Además, la vida de las personas se ha modificado notablemente. Ya no vale aquello de primero, estudiar, luego, trabajar y, finalmente, con la jubilación, el ocio y el descanso. La formación permanente y, por tanto, el estudio, está presente a lo largo de toda la vida. Todo ello requiere nuevas capacidades y nuevas maneras de hacer que deben de ser posibilitadas desde la educación. Ya no se trata de acumular informaciones, sino de saber buscarlas, seleccionarlas, ordenarlas y clasificarlas. Capacidades metacognitivas, lingüísticas y comunicativas que no se desarrollan desde el conocimiento estanco de las disciplinas clásicas, sino desde la interdisciplinariedad, lo cual es un auténtico revulsivo para las prácticas educativas tradicionales.

¿Qué decir de los cambios culturales? La necesidad de constituir identidades múltiples frente a las identidades unidireccionales, de afrontar la crisis de valores, de desarrollar actitudes socialmente constructivas en el sentido de la igualdad y la cohesión social y tantas cosas más. Todo ello requiere también un nuevo papel de la educación, la cual debe de ser entendida como la posibilidad de construir, desde ella, un proyecto colectivo de futuro para una comunidad de personas que probablemente sean bastante distintas desde el punto de vista identitario, de capacidades, de edad, de origen étnico, social, etc.

No cabe decir que esta idea de educación traspasa la escuela y señala numerosos agentes educativos que van desde la familia hasta las amistades, sin olvidar el ambiente físico en el que una persona vive o las actividades en que participa en su contexto comunitario. Por eso, la comprensión de la educación como la posibilidad de construir un proyecto de futuro compartido basado en la igualdad y la cohesión social implica que se establezcan continuidades educativas entre los distintos ámbitos en que las personas se educan: familia, escuela y comunidad. Pero dichas continuidades no se pueden establecer en abstracto, sino que requieren agentes que las hagan posibles. Estos, a mi entender, sólo pueden ser las personas que ejercen la función de educar –las maestras y los maestros- y, por eso, se deben de reformular las relaciones familia-escuela y escuela-territorio.

A lo largo de la conferencia, se exponen los rasgos principales de este tipo de relaciones desde el punto de vista de la función que debe de jugar la escuela. Igualmente, se defiende que sólo de esta manera será posible conjugar los principios de comprensividad y tratamiento de la diversidad.