EDUCACIÓN E IDENTIDADES CULTURALES, ACUERDOS Y COMPROMISOS

Geneviève Zoïa

  "Présenter sa propre culture à son voisin de palier", mestizaje, culturas diferentes, descubierta del Otro como totalidad cultural : las políticas públicas y significativamente la política municipal en Francia manifiestan en ciertos casos opciones basadas en la acción en barrios desfavorecidos. Sin situarse explícitamente en el ámbito teórico del multiculturalismo, el vocabulario y la temática que acompañan estas acciones hacen referencia incontestablemente a un registro multicultural.

Si las aportaciones de esta acción son en ciertos casos indiscutibles, sobretodo en lo que concierne a la calidad de las intervenciones culturales que se desarrollan en los barrios, nos centraremos en este caso en las implicaciones teóricas de esta opción.

Esta reflexión pretenderá cuestionar los implícitos y los valores puestos en juego, y más generalmente la representación de la relación con el Otro que ésta implica.

Estos barrios pueden ser vistos como metáforas de lo urbano : la relación simbólica de la identidad y la alteridad está ahí pensada y puesta en escena bajo el ángulo particular de la relación entre exclusión y cultura. La mediación por el arte es designada como un medio de lucha para la restauración del vínculo social. El Ministerio de Cultura inicia proyectos culturales específicos en los barrios apadrinados por artistas reconocidos. Es a la cultura a quien se pide actuar para evitar una sociedad de exclusión. La política de la ciudad ha identificado yacimientos de recursos en los barrios con dificultades, y estos últimos a su vez interrogan, desestabilizan las formas dominantes de la cultura. Se les abordará pues como lugares de proyección simbólica del vínculo social, por ejemplo, por la arquitectura utópica en los años 60 o por la puesta en escena hoy de una sociedad multicultural.

Las ciudades crecen : en su periferia se desarrollan barrios en el seno de los cuales sus habitantes acumulan toda suerte de handicaps de dificultades sociales (paro, racismo, violencia... son los temas más evidentes).

Los barrios se han vuelto estos últimos años, lugares sobre los cuales convergen miradas, acción pública, prensa, investigación. Se convierten en laboratorios sociales, viveros de problemáticas y de nuevas prácticas. Los barrios son una oportunidad para renovar la reflexión sobre varias cuestiones sociales. Sobre el plan social, son lugares de experimentación de políticas públicas : dispositivos de ayuda al empleo o inserción, puesta en marcha de medidas de prevención, también de represión.

Pero los barrios son asimismo una metáfora de la comunidad cultural, del grupo étnico. La noción de territorio toma aquí todo su sentido. En esta nueva aproximación llevada a cabo por la política municipal des de los inicios de los 80 , los problemas sociales no están ya vinculados a individuos sino a grupos sobre territorios concretos.

La acción cultural en la periferia pone en escena una filosofía y valores que conjugan dos ideas : la integración por el poder político (los valores clásicos del desarrollo y del arte culto ) y, en estos últimos años, la integración por la comunidad cultural (pluralismo cultural). Las iniciativas en este nivel son de dos tipos : hacer penetrar la cultura en las periferias, y hacer emerger -y reconocer- una o varias culturas específicas en el sentido antropológico del término.

Dos puntos de vista favorecen dos modelos de acción hacia la población :

1.- cuando el diagnóstico se centra en los déficits o sobre la desintegración social de los habitantes, se encuentran acciones del derecho común con referencias del modelo de integración republicana. El vínculo social falla debido a una acumulación de handicaps sociales. La temática de la lucha contra la exclusión se volverá central.

2.- el diagnóstico puede también ser el del esponjamiento cultural, de la riqueza de culturas de barrio o recursos potenciales ; la acción dirigida hacia las poblaciones se apoya sobre el reconocimiento del Otro por su cultura.

La cultura se convierte en una herramienta para luchar de forma cualitativa contra la exclusión y puede contribuir a revalorizar el barrio por el reconocimiento cultural de los grupos (jóvenes, etnias...) que lo habitan.

Esta situación explica el renacimiento de la acción asociativa en los barrios tanto en el sector de las "culturas del mundo" como en prácticas más o menos legitimadas por las instituciones (rap, mundo obrero). Una problemática global en términos de ciudadanía, territorio y refundación del vínculo social define la cultura por una función integradora.

Se tratará de alguna manera de invertir nuestra mirada de etnólogo sobre este fenómeno : en lugar de fijarla sobre estos grupos y la forma como viven, se va a interesar en nuestras propias representaciones en tanto que reveladora de nuestra relación con el Otro.

Este reconocimiento del Otro en y por su cultura reenvía en efecto a la idea de una sociedad

"mestiza", tolerante, abierta, antiracista. Así el discurso que conllevan estas acciones, el de la lucha contra la exclusión por la cultura aparece legítimo, simpático y seductor. Los signos exóticos están de moda, como lo es la diferencia, el abigarramiento.

Podemos cuestionarnos lo que aparece más que como una moda como una evidencia moral : la cultura como herramienta de reconocimiento y de defensa del dominado ?

Se intentará construir este análisis a partir de las consecuencias y las implicaciones concretas y éticas de la acción cultural en los barrios con gran mayoría de habitantes inmigrados.